
Piensas, sonríes dos veces y vuelves a pensar en lo complicados que somos. No sabemos lo que queremos, hoy blanco, mañana un negro grisáceo. Afirmas un "si" o un "no" rotundo pero en tu cabeza retumba el "quizás" y el "tal vez". Tratamos de decidirnos por un opuesto de la cuerda, pero los intermedios también existen, en cierto momento pueden servir de apoyo para descender a la realidad y no caerse de golpe.
Las cosas fluyen por si solas, el tiempo no acelera ni frena porque alguien diga que se baja en la próxima parada, quizás nadie le espere en el próximo destino.
A Marta Pedregal le gusta esto ;)
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